
Así lo decretó por ley el alcalde Ignacio Jiménez Romero quien dijo no tenerle "miedo a los guerrilleros o a los paramilitares como a la lengua de los chismosos".
El alcalde argumentó su decisión en que el chisme y las habladurías "atentan contra la convivencia y la honra ciudadana".
Según el alcalde de esta población localizada en el sureño departamento del Tolima, se le hacen "cuentos" o chismes a todos y "de ellos no se salva ni la santa madre Iglesia".
El decreto municipal prohíbe el chisme y señala penas de uno a cuatro años de cárcel y multas que llegan hasta los US$1.600.
La alcaldía señaló que aquellas personas que se sientan afectadas o intimidadas por chismes pueden acudir a las inspecciones de policía e interponer la queja.
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